Se carga la cantidad de ciento treinta pesetas y veinte céntimos entregados al párroco Manuel Ferreras para la adquisición de una imagen nueva de San Julián. Visto que esta cantidad no era suficiente, se hizo una lista de vecinos del pueblo iniciada por algún vecino que se tomó la molestia de recorrer las casas de todos sus convecinos por si tuvieran a bien alistarse con algún donativo para este fin, encabezando dicha suscripción el Párroco con veinte pesetas y siguiéndole la mayor parte de los feligreses con donativos ya en metálico o en especie como trigo, garbanzos…
Visto que se contaba con cantidad suficiente, por parecer de la mayoría, se encargó una imagen tallada en madera al escultor Joaquín Alvarez vecino de la Madalena, quien aceptó el encargo prometiendo satisfacer los deseos del pueblo.
Con fecha treinta y uno de mayo de mil novecientos treinta se presentó al pueblo dicho señor escultor y pintor con la imagen terminada, encontrándose al párroco en cama enfermo y enterados los feligreses y en especial los que habían contribuido con alguna limosna para este fin, satisfechos sus deseos tanto en la escultura como en la pintura de dicha imagen, por lo que el párroco hizo entrega a dicho pintor y escultor don Joaquín Alvarez de doscientas quince pesetas, cantidad convenida para el pago de la misma. Así consta de recibo firmado por dicho escultor con fecha treinta y uno de mayo, pues aunque lo recaudado y demás no ascendía más que a doscientas doce pesetas y veinticinco céntimos según la lista cobratoria, lo demás y costo de factura lo abonó el Sr. Párroco.
Con fecha veintidós de Agosto se bendijo solemnemente dicha imagen por el Sr. Párroco a la puerta de su casa, llevándolo procesionalmente con abundante concurso de fieles y sacerdotes, colocándola en el altar mayor del Santuario de los Remedios, que como nuevo se inauguraba en el mismo día, y no siendo oportuno hablar en tal día de la vida del Santo por ser día dedicado a la fiesta de Nª Sra. de los Remedios, se aplazó para el día veintisiete encargándose D. Aurelio Ferreras, coadjutor de Riaño, de dirigir la palabra al auditorio desde la cátedra sagrada exponiendo las virtudes del Santo Obispo y Mártir y exhortando al auditorio a seguir sus virtudes y ejemplo de vida.
Sea todo para la mayor gloria de Dios y su Madre Santísima.
RELACION DE LOS MAYORDOMOS DE LA COFRADIA DE S. JULIAN Y ADJUDICATARIOS DE LA SUBASTA DE LA LIMOSNA DEL SANTO: