Ha llegado la hora de despedirnos. Espero que este rato que hemos pasado juntos hablando “electrónicamente” de este pueblo, de nuestro pueblo, haya estado lleno de la nostalgia del “yo me acuerdo que…”, de la sorpresa del “anda, yo no sabía que…”, y de la magia del “qué bonito, qué interesante…” Ojalá hayáis disfrutado ojeando estas páginas tanto como yo elaborándolas, lentamente, con la paciencia de la abeja que trabaja la buena miel. Uso esta imagen “apícola” intencionadamente porque en la confección de esta obra he constatado que Barrillos es una colmena fantástica que zumba y sigue zumbando con entusiasmo colectivo y con total predisposición para colaborar. Sois muchos los que me habéis aportado cosas, sois infinidad los que constantemente, año tras año, me habéis preguntado: ¿Y lo del libro de Barrillos cómo va?.
Por fin ha llegado y deseo que a satisfacción de una buena mayoría. Gracias, pues, a cuantos habéis contribuido con materiales para construir este pequeño edificio, gracias a los que me habéis incitado y animado a seguir a pie de obra hasta rematar, gracias a cuantos disfrutéis habitando en su interior con la grata sensación de la calidez acogedora del hogar.
Muchas cosas me impulsaron a llevar adelante este proyecto, pero sobre todo dos me motivaron especialmente: el miedo y la responsabilidad. Miedo a que todo este acerbo sociológico y cultural que las gentes de nuestro pueblo y comarca, generación tras generación, fueron acumulando, entrara como un convoy fatídico en “vía muerta”: nuestra manera de hablar, el cancionero popular, la nomenclatura y localización de los lugares y rincones de nuestro vago y de nuestro monte, nuestras tradiciones, mucha parte de nuestra historia…Y si trágico, aunque tal vez inevitable, es que todo esto se pierda, más duro es aún que no quede ni constancia de que existió.. Y nosotros, “los últimos de Filipinas”, creo yo que tenemos la responsabilidad de, al menos, levantar acta notarial de todo este patrimonio, a modo de inventario, para que las generaciones jóvenes y futuras puedan restaurar si lo desean, o al menos conocer la herencia recibida. Y si algún experto o aficionado hubiere interesado en lo que fuimos, pueda tomar buena nota.
Suerte para tod@s. Nos vemos en Barrillos: a ser posible en el real y, en su defecto, en este virtual. Viaja o “navega” hacia Barrillos de las Arrimadas: podrás disfrutar de gratificantes tradiciones y del mejor paisaje. Nos vemos allí.
Jacinto Prada Baro.